Cuando se acerca Mercurio retrógrado todos nos ponemos alerta. Tememos. El Universo nos parece más inhóspito. Y ahí estamos, acusando a Mercurio si nos equivocamos al enviar un mail, si tenemos una discusión, si hacemos un mal negocio o enfrentamos cualquier problema o situación incómoda. ¿Pero es Mercurio realmente el culpable de todos nuestros males?