Sumergidos en la simpleza del arcoíris nos adentramos a un mundo mágico, descubriendo un amplio abanico de posibilidades por su gran versatilidad, dado que sus piezas pueden ser apiladas, ordenadas por tamaño, alineadas, y con ellas construir innumerables escenarios de mayor tamaño que recreen historias de la vida real (pueden ser puentes o túneles para los autos, torres, montañas, casas para los muñecos, laberintos de bolitas) fomentando el juego simbólico, la creatividad y la imaginación. Sus piezas pueden apoyarse desde diferentes bases otorgando la posibilidad de construir figuras tanto bi como tridimensionales, de gran altura o superficie. Fomenta la estimulación de funciones cognitivas como el uso de la lógica, la concentración, la atención, la resolución de problemas, presentándose desafíos de equilibrio y contrapesos en las construcciones. Por tener duplicadas sus piezas ofrece un plus de estimulación, pudiendo trabajar con él las simetrías, categorizar las piezas por tamaño y color. Es un producto tan versátil que se complejizará a medida que el niño crezca y desarrolle habilidades.